martes, 25 de febrero de 2014

Jugar disfrazándose

Carnaval es la celebración por excelencia en que tanto adultos como mayores disfrutan de los disfraces. Pero este tipo de juguetes, los disfraces, son además beneficiosos para el desarrollo y crecimiento de los más pequeños. Por ello la Fundación Crecer Jugando recomienda el juego con disfraces durante todo el año.

Policía, bombero, enfermera, princesa… Cada vez que un niño se disfraza está aprendiendo, de forma divertida y sin darse cuenta, conocimientos, normas y comportamientos imprescindibles para la vida adulta.


Aprender a ser…
“Hoy me disfrazo de papá, o de mamá…” los niños quieren parecerse a sus ídolos y héroes y para ello no sólo imitan una forma de vestir, sino que, enfundados en su disfraz, los pequeños imitan comportamientos y expresiones que ven reflejados en su personaje de forma habitual. De este modo, adquieren jugando y sin darse cuenta el aprendizaje que el juego simbólico aporta a su crecimiento. Gracias al juego con disfraces se fomenta la interacción y cooperación con otros niños que también representan personajes, introduciendo en el juego normas sociales y fomentando la empatía.

Además, el disfraz comparte con otros juguetes beneficios como el desarrollo de la imaginación, la simbolización, el desarrollo del pensamiento abstracto, la socialización y la atención. Por ello es imprescindible que los disfraces puedan ser disfrutados por los niños a lo largo del año.

Estas habilidades se desarrollan especialmente en niños a partir de los 3 años, cuando los pequeños desarrollan su sociabilidad y revelan sus sentimientos durante el juego, y a partir de los 6 años cuando crean mundos imaginarios en  sus juegos en los que el disfraz es el mejor compañero de juegos y buen aliado para crear nuevas aventuras.


FUENTE: Fundación crecer jugando

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