La industria del juguete
respira este año tranquila. Después de dos navidades viendo pérdidas de dos
cifras -entre el 10% y el 11%- este año sus previsiones son optimistas.
Desde la
Asociación Española de Fabricantes del Juguete creen que los padres comprarán este
año más regalos para los pequeños de la casa por varios motivos: en 2013 no ha
habido una nueva subida del IVA -un factor que fue determinante para la bajada
de ventas de 2012- y los funcionarios recuperan su paga extra de
Navidad.
“Ante
estos datos nos podemos permitir ser optimistas, quizá lleguemos a crecer entre
un 1% o 2%. La industria empieza a respirar porque la caída de los dos últimos
años fue brutal, los Reyes Magos siempre habían sido intocables”,
explica Cristina Miró, secretaria técnica de la Asociación de
Fabricantes.
Se han
publicado dos estudios dispares sobre el gasto que haremos en Navidad. Uno, de
Deloitte, estima que los españoles gastaremos una media de 659
euros, 1,8% más que el año pasado. Otro, de la Federación de
Usuarios-Consumidores Independientes, apunta a que nuestro presupuesto bajará
un 11,5%, hasta los 455 euros. Pese al recorte, y según este estudio más
negativo, los juguetes serán los menos perjudicados: pasaremos de 163 euros en
2012 a 150 este año.
Compramos
por impulso
Los
jugueteros saben que no podrán confirmar si será un buen año hasta el último momento. Compramos por impulso y la industria
puede llegar a facturar un 3% en un único día.
La
exportación, el balón de oxígeno
En estos
dos años de bajadas de ventas, el balón de oxígeno ha sido, como en el resto de
sectores, la exportación. Hasta el mes de septiembre, la industria del juguete
había crecido un 6% según datos de la Asociación de Fabricantes de Juguetes. Rusia es el mercado que más ha aumentado, con casi un 32% respecto al año
pasado.
También
lo hacen los mercados más tradicionales (Francia, Italia, México…). A esto se
une que la importación de juguetes no ha parado de descender, concretamente un
10%, a pesar de que la industria china sigue siendo un gran competidor.
“Nunca podremos luchar en precio, hay un abismo en cuanto a los
costes” -apunta Cristina Miró desde la asociación- “Pero el
consumidor sabe qué busca y a qué precio. Sabe que si va a lo low cost se está arriesgando con la seguridad”.
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